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Nature revela los descubrimientos científicos más importantes de 2025
Desde el hallazgo de una nueva capa del sistema inmunológico hasta ecosistemas en las profundidades oceánicas más extremas
La prestigiosa revista científica Nature acaba de publicar su lista anual de los 10 personajes y descubrimientos que marcaron el año 2025, consolidando un período extraordinario para la investigación global. Entre los hallazgos destacados se encuentran revolucionarios avances en inmunología, exploración oceánica, biotecnología y medicina personalizada que prometen transformar nuestra comprensión del mundo natural y las capacidades terapéuticas de la ciencia moderna.
Un arsenal oculto en nuestras células
El descubrimiento más impactante del año llegó de manos de la bióloga de sistemas Yifat Merbl y su equipo del Instituto Weizmann de Ciencias en Israel. Mientras investigaba los proteasomas, estructuras celulares conocidas principalmente por su función de reciclaje de proteínas, Merbl identificó una capacidad completamente desconocida de nuestro sistema inmunitario.
Los proteasomas, que constituyen hasta el dos por ciento del contenido proteico de una célula y degradan el setenta por ciento de las proteínas celulares, resultaron tener un modo operativo secreto. Cuando detectan una infección bacteriana, estas diminutas estructuras cambian su configuración molecular y comienzan a producir péptidos antimicrobianos capaces de destruir las bacterias perforando sus membranas externas.
"Esto es realmente emocionante porque no sabíamos que esto pasaba en las células", declaró la profesora Merbl en entrevista con BBC. "Descubrimos un nuevo mecanismo de inmunidad que nos permite tener una defensa contra las infecciones bacterianas. Está sucediendo en todo nuestro cuerpo en todas las células y genera una nueva clase de potenciales antibióticos naturales".
El hallazgo, publicado en la revista Nature en marzo de 2025, reveló alrededor de mil fragmentos peptídicos con secuencias antimicrobianas, todos ellos resultantes de la degradación de proteínas ordinarias y no especializadas. Lo más sorprendente es que estos péptidos provienen de la maquinaria celular de desecho, lo que llevó al equipo a bautizar su método de investigación como "buceo en contenedores" o "dumpster diving" en términos científicos.

Implicaciones para la crisis de antibióticos
Este descubrimiento llega en un momento crítico. La resistencia bacteriana a los antibióticos representa una de las mayores amenazas para la salud pública global. Los experimentos del equipo de Merbl demostraron que cuando se desactivan los proteasomas en células de laboratorio, estas se vuelven significativamente más vulnerables a infecciones por bacterias como la Salmonella.
El profesor Daniel Davis, director de ciencias biológicas e inmunólogo del Imperial College de Londres, calificó los hallazgos como extremadamente llamativos, señalando que cambian fundamentalmente nuestra comprensión de cómo el cuerpo combate las infecciones. Sin embargo, advirtió que convertir este descubrimiento en una nueva fuente de antibióticos clínicos aún requiere años de investigación adicional.
La doctora Lindsey Edwards, experta en microbiología del King's College London, destacó que este mecanismo podría ser especialmente útil en pacientes inmunocomprometidos, quienes son más vulnerables a infecciones graves y tienen opciones terapéuticas limitadas.
Vida en el abismo: el ecosistema más profundo del planeta
Mientras Merbl exploraba las profundidades microscópicas de nuestras células, la geoquímica china Mengran Du descendía a las profundidades más extremas del océano Pacífico. Con apenas 30 minutos restantes en su misión submarina a bordo del sumergible Fendouzhe, Du decidió explorar un último tramo de la fosa de Kuril-Kamchatka, entre Rusia y Alaska.
Lo que encontró redefinió los límites conocidos de la vida en la Tierra. A profundidades de hasta 9,533 metros bajo la superficie, casi 25 por ciento más profundo que cualquier registro anterior, Du y su equipo del Instituto de Ciencia y Tecnología de Aguas Profundas de China documentaron comunidades enteras de gusanos tubulares, almejas y moluscos prosperando en condiciones que parecían imposibles para la vida compleja.
Oasis químicos en la oscuridad absoluta
Estas criaturas no dependen de la fotosíntesis, sino de la quimiosíntesis, un proceso mediante el cual bacterias simbióticas que viven dentro de ellas convierten compuestos químicos como el metano y el sulfuro de hidrógeno en energía utilizable. El descubrimiento, publicado en Nature en julio de 2025, reveló un corredor de aproximadamente 2,500 kilómetros de ecosistemas quimiosintéticos en la zona hadal del Pacífico noroccidental.
"Aunque vemos la fosa hadal como un entorno muy extremo, el entorno más inhóspito, estos organismos pueden vivir felizmente allí", explicó Du, quien fue reconocida como una de las figuras clave en la ciencia de 2025 por Nature.
El análisis de sedimentos reveló concentraciones sorprendentemente altas de metano, un hallazgo inesperado que llevó al equipo a formular una nueva hipótesis: los microbios en estos ecosistemas convierten la materia orgánica de los sedimentos en dióxido de carbono y luego en metano, un proceso que los científicos no sabían que ocurría a tales profundidades.

Implicaciones para el ciclo global del carbono
Este descubrimiento tiene ramificaciones que van mucho más allá de la biología marina. Las fosas hadales, según ahora se comprende, actúan no solo como depósitos de metano sino como centros activos de reciclaje de carbono. Estudios recientes sugieren que los sedimentos de estas zonas pueden secuestrar hasta 70 veces más carbono que otras regiones del lecho marino.
Julie Huber, microbióloga de aguas profundas del Instituto Oceanográfico Woods Hole, quien no participó en la investigación, expresó su asombro ante la extensión y diversidad de las comunidades descubiertas. El hallazgo sugiere que ecosistemas similares podrían existir en otras fosas hadales alrededor del mundo, expandiendo dramáticamente nuestra comprensión de dónde y cómo puede prosperar la vida en condiciones extremas.
Otros hitos científicos destacados
La lista de Nature 2025 también reconoció otros avances significativos que están moldeando el futuro de la ciencia y la medicina.
Medicina personalizada con CRISPR
El caso de KJ Muldoon, un niño nacido en 2024 con deficiencia de CPS1, una enfermedad genética ultra rara que impide procesar proteínas y acumula amoníaco de forma letal, marcó un hito sin precedentes. Un equipo de médicos y científicos de Filadelfia y Pensilvania desarrolló en apenas seis meses una terapia de edición genética CRISPR completamente personalizada, diseñada para corregir un único error en su ADN.
Este tratamiento representa el primer caso de terapia génica totalmente personalizada para una mutación individual, abriendo la puerta a una nueva era de medicina de precisión donde los tratamientos pueden diseñarse específicamente para el perfil genético único de cada paciente.

Combatiendo el dengue con bacterias
El brasileño Luciano Moreira desarrolló un método innovador para combatir el dengue mediante la liberación de mosquitos Aedes aegypti infectados con la bacteria Wolbachia, que bloquea la transmisión de los virus del dengue, Zika y chikungunya. Este método, inicialmente experimental, ha sido adoptado como medida nacional en Brasil, marcando uno de los esfuerzos más ambiciosos para controlar enfermedades transmitidas por vectores.
El Observatorio Vera C. Rubin
Nature también reconoció las primeras imágenes capturadas por el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, uno de los telescopios más grandes y avanzados del mundo. Este instrumento promete revolucionar nuestra comprensión del universo al mapear todo el cielo visible del hemisferio sur cada pocas noches, permitiendo detectar objetos astronómicos transitorios y estudiar la materia oscura con un detalle sin precedentes.
Un año de transformación científica
Los descubrimientos de 2025 comparten un hilo conductor: la capacidad de la ciencia para revelar lo invisible, ya sea escarbando en la basura celular para encontrar nuevas defensas inmunológicas o descendiendo a las profundidades oceánicas más inhóspitas para descubrir ecosistemas prósperos.
Estos hallazgos no solo amplían las fronteras del conocimiento humano, sino que también ofrecen esperanza tangible frente a algunos de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo: la resistencia bacteriana, el cambio climático y las enfermedades genéticas raras.
A medida que el año llega a su fin, la comunidad científica mira con optimismo hacia 2026, consciente de que cada descubrimiento abre nuevas preguntas y posibilidades. Como señaló la profesora Merbl sobre su hallazgo inmunológico, el equipo cree que solo ha arañado la superficie de este universo molecular. Lo mismo podría decirse de los ecosistemas hadales de Du y de los innumerables misterios que aún aguardan en las profundidades de nuestro planeta y de nuestras propias células.
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Fuentes: Nature, BBC, CNN, El Universal, Instituto Weizmann de Ciencias, Academia China de Ciencias
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