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🚗 De un viaje sin manos a los taxis autónomos: cómo una travesía de 1995 anticipó el futuro de la movilidad
En 1995, investigadores de Carnegie Mellon recorrieron 4.800 kilómetros sin tocar el volante. Treinta años después, aquella hazaña experimental se refleja en la expansión de los taxis autónomos en varias ciudades de Estados Unidos.
Treinta años antes de que los vehículos sin conductor comenzaran a circular por las calles de Phoenix o San Francisco, un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon realizó una demostración que parecía salida de una película futurista. En 1995, a bordo de un Pontiac Trans Sport modificado, recorrieron 4.800 kilómetros desde Pittsburgh hasta San Diego sin poner las manos en el volante, en una travesía bautizada “No Hands Across America”.
La experiencia, que combinó visión computarizada, sensores experimentales y un software pionero, marcó un antes y un después en la investigación sobre conducción autónoma en Estados Unidos.
🧪 Un experimento que abrió camino
El vehículo utilizado, conocido como Navlab 5, formaba parte de una serie de prototipos desarrollados por el Robotics Institute de Carnegie Mellon desde mediados de los años 80. Su sistema de conducción, llamado RALPH (Rapidly Adapting Lateral Position Handler), analizaba en tiempo real las imágenes captadas por una cámara frontal para identificar carriles, bordes y referencias visuales del camino.
Los investigadores Dean Pomerleau y Todd Jochem solo intervinieron para acelerar o frenar; la dirección estuvo automatizada el 98% del trayecto, un récord absoluto para la época. La iniciativa fue patrocinada por Delco Electronics, AssistWare Technology y la propia universidad.
Aunque el experimento no tuvo un impacto inmediato en la industria automotriz, sí se convirtió en un hito académico que inspiró proyectos posteriores, incluidos los desafíos DARPA Grand Challenge de los años 2000, fundamentales para el desarrollo de la conducción autónoma moderna.
🚕 Treinta años después: los taxis autónomos ya están aquí
Hoy, tres décadas después de aquella travesía experimental, los frutos de ese trabajo se ven en la proliferación de taxis autónomos en ciudades como Phoenix, San Francisco, Austin y Las Vegas. Empresas como Waymo, Cruise y Zoox operan flotas que transportan pasajeros sin conductor, utilizando sensores LIDAR, radares, cámaras multiespectrales y sistemas de inteligencia artificial entrenados con millones de kilómetros de datos.
Lo que en 1995 era un experimento audaz, hoy es un servicio comercial que empieza a integrarse en la vida urbana, con regulaciones específicas y debates sobre seguridad, privacidad y convivencia con el tránsito tradicional.
🔄 De un prototipo universitario a una industria multimillonaria
La evolución desde el Navlab 5 hasta los taxis autónomos actuales implicó avances en múltiples frentes:
- Visión computarizada: de una sola cámara a sistemas multiespectrales.
- Sensores: incorporación de LIDAR, radar y ultrasonido.
- Procesamiento: de computadoras experimentales a chips especializados.
- Mapeo: de rutas simples a mapas HD dinámicos.
- Inteligencia artificial: de algoritmos lineales a redes neuronales profundas.
Cada uno de estos pasos fue posible gracias a décadas de investigación acumulada desde los primeros proyectos de Carnegie Mellon.
🌐 Un legado que sigue en movimiento
La travesía “No Hands Across America” no solo demostró que un vehículo podía mantenerse en su carril durante miles de kilómetros; también inauguró una visión que hoy se materializa en servicios autónomos que comienzan a formar parte del paisaje urbano.
Lo que en 1995 parecía un experimento temerario es hoy una industria en expansión que redefine la movilidad y plantea nuevos desafíos tecnológicos, éticos y regulatorios.
Reacción n °1
¿Pero entonces no fue Elon Musk?





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